Peces con Prozac
La carga de drogas y fármacos que el consumo humano arroja a los ríos deja huella. Investigadores de Estados Unidos probaron en 2006 que el Prozac, un fármaco antidepresivo, se acumula en los peces y otros organismos acuáticos. Tras constatarlo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lleva a cabo un estudio sobre la incidencia de este tipo de productos en el ecosistema fluvial.
"El Prozac actúa como otros contaminantes y se asienta en los lípidos de algunas especies", destaca el investigador Damià Barceló, responsable del proyecto. Ello significa que los residuos del Prozac podrían pasar a la cadena alimentaria y acabar incorporándose por esa vía al organismo humano, algo que también se ha detectado en un fármaco antiepiléptico, la carbamazetina (Tregretol).
"No sabemos qué efecto provocan en los organismos. Pero están allí, por lo que es un factor de riesgo de la salud que debemos determinar", advierte Barceló. La investigación del CSIC concluirá en un año.
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