domingo, 6 de julio de 2008

El toro siempre ganaria al atleta en Sanfermines

La primera vez que fui a Pamplona para correr los sanfermines hice la prueba. Me puse en los corrales de Santo Domingo y me lancé calle arriba para completar los 848 metros del recorrido. Objetivo: dos minutos. Es lo que suele tardar la manada. La primera sorpresa fue comprobar que antes de llegar a Estafeta el corazón se me salía por la boca. La pronunciada cuesta de 280 metros de Santo Domingo pasaba factura. Había que regular. Comencé de nuevo. Tenía que entrar en Estafeta con aliento suficiente. Esa segunda vez acerté con el ritmo. Pero a mitad de la calle miré el crono y ¡horror! ¡Se habían cumplido los dos minutos!

Con veintipocos años no es que fuera yo un atleta, pero hacía mis pinitos y resistencia me sobraba. Mas no era resistencia la que hacía falta para el encierro, sino una velocidad altísima de inicio y luego mantenerla. ¡Imposible! Eso es como pedir a un corredor de 400 -la distancia más agonística que existe- que siga corriendo después de cruzar la meta.

Estudios.

Posteriormente se han ido haciendo estudios de si un atleta podría ganar a los toros en el encierro. Nunca han salido las cuentas. Hay una carrera de atletas que hacen el recorrido en las mejores condiciones posibles, es decir, sin toros, sin gente y con la calle cerrada para ellos, y aún nadie ha bajado de dos minutos.

Las cuentas ni siquiera salen en el caso de Kipketer, recordman mundial de 800 metros. Se calcula que su récord de 1:41 minutos equivaldría a 1:52 en un encierro de condiciones óptimas, limpio y sin empujones. Huraño, toro de Jandilla, tardó en el encierro de 1997 1:43.

Los Divinos nunca corren más allá de 200 metros

Los toros salen de los corrales de Santo Domingo a casi 40 por hora, más rápido de lo que pueda correr Bolt, recordman de los 100 metros. Nadie les puede aguantar. Uno se limita a ponerse ante la cara del toro y quitarse de inmediato.

La manada atraviesa la plaza del Ayuntamiento y Mercaderes muy rápido, pero ahí ya Kipketer, que corre los 800 metros a 28,5 kilómetros por hora podría aguantar.

El ángulo recto para entrar en Estafeta frena a los toros, que suelen caer. Cuando arrancan corren más despacio y su velocidad se reduce progresivamente a lo largo de Estafeta. Es el momento de coger asta, el momento en el que los Divinos se lucen.

Los Divinos son Julen Madina, Fermín Beunza, Miguel Ángel Eguiluz, Héctor Munárriz, expertos corredores que a mitad de Estafeta esperan la llegada de los toros para intentar llegar con ellos a la plaza.

En ese tramo final la velocidad media de los toros se ha reducido a 15 por hora y ya es posible acompañarles si no hay trompicones. La zancada, eso sí, corta y rápida, presta para cambiar de dirección o pegar un salto, que en cualquier momento se puede liar. Y siempre con los brazos por delante para quitarse de encima a los patosos.














Via ARONDO

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