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Una chica muy guapa, acababa de cumplir 17 y como iba a su primera fiesta sola,
estaba un poco nerviosa respecto a qué tenía que hacer si algún chico
quería propasarse.
Su mamá le dijo: 'No te preocupes, es muy fácil. Cuando un chico se te acerque y quiera algo más, tú le preguntas, ¿Qué nombre vamos a ponerle a nuestro bebé? y eso lo va a asustar'.
Y con esa importante recomendación, ella se fue a la fiesta.
En la fiesta, uno de los chicos empezó a bailar con ella y, poco a poco, a besarla y acariciarla.
Así que ella le preguntó: ¿Qué nombre vamos a ponerle a nuestro bebé?.
El chico inventó una excusa y desapareció.
Un poco después, la misma escena volvió a suceder: un chico empezó a besarle el cuello, los hombros... y cuando ella le preguntó por el nombre del bebé, el chico se ofreció para traerle un refresco.
Más tarde, otro chico la invitó a dar un paseo y, después de unos minutos, empezó a besarla y ella le preguntó: '¿Qué nombre vamos a ponerle a nuestro bebé?'.
Él seguía besándola y empezó a quitarle la ropa. '¿Qué nombre vamos a ponerle a nuestro bebé?', volvió a preguntar ella.
Él empezó a hacerle el amor y ella volvió a preguntarle:¿Qué nombre vamos a ponerle a nuestro bebé?'. Cuando terminó, él se sacó el condón, le hizo un par de nudos y le dijo;
¡Si éste cabron logra salir de aquí, le ponemos David Copperfield!'
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